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Posts Tagged ‘monumento’

No sé si alguien se ha dado cuenta… Os hemos contado cómo pateamos Dublín, mostrado algunas fotos de Cork y el anillo de Kerry, pero… ¿por qué no hablamos de la ciudad en la que estamos viviendo?

Antes de venir aquí, tanteamos una lista de unas veinte ciudades de Irlanda, Irlanda del Norte y Reino Unido, recopilando variada información de todo tipo a través de amigos e Internet. Cuando llegó el momento de tomar una decisión definitiva, ambos no tardamos prácticamente nada en consensuar la elección final: Galway, así se llama la ciudad. No es una ciudad tan grande como Dublín, Cork o Limerick ―por nombrar algunas―, pero actualmente es la segunda ciudad irlandesa que más turistas recibe cada año y una de las diez ciudades europeas con mayor desarrollo económico, ¿por qué será? Podríamos responderlo en palabras, pero mejor será que os vayamos hablando de ella y que cada uno saque sus propias conclusiones.

Hasta mediados del siglo XX, en esta ciudad, situada en la costa oeste de Irlanda, se encontraba uno de los principales puertos comerciales del norte de Europa. Mucha mercancía procedente de América hacía en Galway su primera escala antes de dirigirse a su destino final, es por ello por lo que era considerada una ciudad marinera, lo cual podría explicar el carácter amable y abierto de sus habitantes, acostumbrados desde hace tiempo al ir y venir de gente de toda clase. Había pasado ya varias veces a su lado ―está junto a un parking para bicis en el que dejo la bicicleta casi a diario― ignorándolo cuando de pronto una tarde, vete tú a saber porqué, mi mirada se percató de su existencia y no pude reprimir el mirarlo con detenimiento.


En recuerdo/a la memoria de los navegantes perdidos en el mar” viene a decir la inscripción. Es un hermoso detalle hacia aquellos que van y vienen de Galway; a aquellos que por su elección, profesión o vocación se echan a la mar alejándose de tierra firme; a aquellos que no se sienten de ninguna parte y sí de todas. ¿Os habéis fijado en él con atención? Echándole un vistazo puede pareceros simplón, feo, cutre… A mí me fascina. Sí, es lo que tiene la subjetividad, hay cosas que se perciben como una soberana mierda y otras te emboban y atrapan de manera invisible ―tenía mucha razón Saint-Exupery cuando escribió donde reside lo esencial―. Me encantan las dos partes físicas en que se divide el monumento: la parte lisa de la izquierda donde se halla la inscripción me recuerda al casco de un barco que se hunde por la eslora; la rugosa que lo abraza, a un embravecido piélago. Creo que no hace falta irse al mar o a su análogo seco, llamado desierto, para perderse… ¿Quién nunca estuvo perdido o desorientado en tierra firme? Afortunadamente, siempre amanece ―aunque no sea por donde uno se espera, jejeje―

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